De padres argentinos y con apenas 19 años de edad, esta joven tenista nacida en Macerata, un pequeño pueblo de Italia, llamó la atención en Wimbledon 2011 no por sus resultados (perdió en primera ronda), sino gracias a sus llamativos atributos: cabello rubio, ojos celestes, labios pintados, uñas plateadas y cara de ángel. Tal es su belleza que una gran cantidad de agentes y "cazatalentos" se acercaron en Londres a su padre y entrenador para pedir condiciones para manejar la carrera de la blonda Camila.
Amante de los deportes, en especial el fútbol, el boxeo y la gimnasia artística, habla italiano, español, inglés y francés, y no descarta representar a la Argentina en un futuro. Habrá que tenerla en cuenta.
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